El pasado 1° de abril fue designado como Ministro de Energía
Eléctrica, el ingeniero Igor Gavidia, el mismo que en el año 2010 pidió un
“clamor a Dios por el sector eléctrico nacional”, cuando se encontraba al
frente de Edelca (Electrificación del Caroní), ahora llamada CVG (Corporación
Venezolana de Guayana).
Así lo reflejó el periodista Oliver Fernández a través de su
cuenta en Twitter, en donde publicó una circular que fue transmitida a los
trabajadores de la desaparecida Edelca; la invitación llamaba a los
trabajadores a una misa en la que se hacía la petición a Dios de enviar lluvias
que reabastecieran el embalse de Guri, que en 2010 se encontraba en niveles
críticos, producto de la sequía registrada.
Gavidia tiene más de 25 años vinculado al sector eléctrico
nacional, según explicó Nicolás Maduro. Señaló que el ingeniero formó parte de
la comisión de discusión del proyecto de Ley del Servicio Eléctrico.
En abril de 2009 asumió la responsabilidad de dirigir Edelca
y en paralelo asumió las riendas de la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar
(Guri).
En el año 2013, Gavidia formó parte de la junta interventora
de Corpoelec (Corporación Eléctrica Nacional). Es de resaltar que el pasado 3
de abril, fue anunciada por parte de la vicepresidenta Delcy Rodríguez, una
nueva restructuración y modernización de la empresa, “para blindar contra los
ataques multiformes que ha sido víctima el sistema eléctrico”.
El consultor internacional de Generación de Energía y
Riesgos, José Aguilar, señaló que Gavidia fue parte de un plan, en el año 2011,
que simplemente buscaba incrementar las tarifas en el servicio eléctrico
nacional.
Aguilar sostiene que Gavidia “falsificó” sobre el consumo nacional,
que respaldaran un incremento vedado de las tarifas del servicio eléctrico de
los venezolanos.
Es de resaltar que en el año 2015, Igor Gavidia sustituyó
por un período muy breve (una semana) al exministro de Energía Eléctrica, Jesse
Chacón, actual embajador de Venezuela en Austria.
Ante este prontuario, el sistema eléctrico nacional sigue
sufriendo los embates del (des)gobierno nacional, que desde hace varios años ha
abandonado sus obligaciones, para dedicarse a una guerra sin trinchera en contra
del “imperialismo”.
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