Una acentuada crisis eléctrica que afecta directamente otros
servicios como el agua y el gas, oscureció el año escolar 2018-2019. Los
colegios de Maracaibo pasaron por apagones nacionales y locales, y
racionamientos que pudieron superar las 6 horas del plan, golpeando el quehacer
educacional por varias semanas, especialmente a partir de marzo.
La crisis trajo consigo una reducción de las horas laborales
en las escuelas tanto públicas como privadas, que condicionó la calidad de los
contenidos que eran ofrecidos en 5 horas, en solo 3. En algunos casos, de 5
días de clases a la semana, solo se ejecutaban 3 días.
Según un balance general realizado por el Sindicato
Venezolano de Maestros (SVM) en centros educativos del país, en este año
escolar que acaba de finalizar, los estudiantes del turno de la mañana solo
recibieron 71 días de clases, cuando la ley establece 200 días para el
calendario escolar, mientras que el turno de la tarde fue de 56 días, lo cual
representa “más del 30% de inasistencia”.
El presidente del sindicato, Edgar Machado, expuso que tras
no contar con servicios públicos como electricidad, agua y seguridad, "las
unidades educativas se encuentran en el piso”, debido a que “los muchachos, en este año escolar, no
pudieron obtener el 100% de los objetivos cumplidos en cada una de las
materias, lo que implica que para un año superior van a tener un déficit en las
asignaturas".
En Maracaibo, las instituciones tuvieron que ‘surfear’ la
crisis con estrategias tanto pedagógicas como técnicas para poder sacar
adelante los contenidos programáticos en un tiempo récord que requirió, en
muchos casos, de la disposición de maestros, estudiantes, padres, y personal
administrativo y obrero, para laborar sin las condiciones básicas.
Luego de un recorrido realizado por PANORAMA por colegios de
la capital zuliana, fue posible visualizar que pese a que culminó el año
escolar, la calidad no fue la misma de otros años, hubo deserción, o incluso
los maestros tuvieron que hacer importantes sacrificios, mientras otros
decidieron renunciar en la mitad del período.
“Con los apagones y los bajones hubo dificultades. Se han
dañado varios aires acondicionados. Ha fallado mucho la distribución de agua y
eso nos obligaba a hacer gastos en cisternas”, sostuvo el padre José Severeyn,
director del colegio Santa María Goretti, ubicado en la parroquia Bolívar.
Los colegios se vieron obligados a ajustar sus horarios.
“Hubo semanas en las que las clases culminaban a las 10:00 de la mañana”,
afirmó Severeyn, como una situación de contingencia, en vista de que los cortes
eléctricos tocaban en la mañana interrumpiendo la jornada escolar.
La escuela básica nacional bolivariana Cristóbal Mendoza,
cerca de las torres de El Saladillo, comenzó el año con 560 estudiantes
aproximadamente, pero culminaron con 542, afirmó Ledys Torres, su subdirectora,
quien indicó que a pesar de todo, “el compromiso del personal” del colegio
permitió seguir adelante para no detener las clases.
En el colegio Nuestra Señora de la Mercedes, perteneciente a
la Asociación Venezolana de Educación Católica (Avec), “a partir de marzo las
clases fueron muy golpeadas, aunque no cerramos. No obstante, hubo alta
inasistencia por la falta de agua, electricidad y transporte”, refirió Mariela
Montiel, directora.
El colegio antes mencionado inició el período escolar con
339 estudiantes y en los últimos meses se retiraron 20. Siete casos nunca
regresaron a la institución y al menos uno de cada grado ha desertado. Para el
nuevo período se incorporaron solo dos menores.
El Sindicato Venezolano de Maestros, tras visitar colegios
de Caracas, dio como resultado que durante el año escolar existió un éxodo
diario de seis a cuatro docentes en 580 escuelas del Distrito Capital,
traduciéndose en una cifra de 2.004 maestros que este año han abandonado su
cargo.
Después del apagón nacional ocurrido el pasado 7 de marzo,
"aproximadamente 18.000 maestros han sido despedidos en todo el país, a
causa de la crisis en el sector educación que se profundizó al bajar el horario
escolar”, comunicó el sindicato.
En una consulta realizada en Instagram, se preguntó a los
lectores cómo evalúan el recién culminado año escolar. Las respuestas fueron
contundentes.
La usuaria Emma Bueno (@emmabueno6) lo catalogó de
“horrible” y de “un fracaso total: sin luz, sin transporte, sin personal
complementario, sin agua y sin efectivo, con poco alimentos en los hogares, y
con alumnos sin motivación. En fin, una guerra catastrófica”.
Asimismo, el representante Roalny Molina (@roman2322) afirmó
que fue “pésimo”, pues en su caso tuvo “que invertir más con profesores
particulares”, por lo cual aseguró que los estudiantes, en medio de la crisis,
salen “muy mal preparados para el siguiente grado”. Coincidió con otros padres,
al decir que fue “muy atropellado”. A pesar de eso, “lo bueno es que los muchachos de esta nueva
era llegaron con un coeficiente intelectual muy alto”, opinó.
El nieto de la marabina Rita Urribarrí (@ritaurribarriolarte)
“no culminó el cuarto grado (de
educación primaria) por falta de luz y agua”.
Por otro lado, @_marymq aseguró que “si no resuelven el
problema eléctrico, el año escolar que viene va ser igual o peor”.
El costo de la matrícula es un aspecto que preocupa a muchos
padres. A Marisela Romero (@mariselita5) le cobraron Bs. 116.000 por la
inscripción de tres estudiantes “en un país donde se gana mensual Bs. 40 mil.
¿De dónde saca los Bs. 76 mil que le faltan?, sin contar con uniformes y
útiles. ¡Esto es un desastre!”. En otros colegios privados la inscripción y
mensualidades son mucho más elevadas o cotizadas en dólares.
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