Aunque
no es de extrañar una agudización de la crisis eléctrica en cualquier región
del país, el municipio Torres del estado
Lara está al borde del colapso y con pocas posibilidades de recuperación a
corto y mediano plazo.
Carora,
la segunda ciudad larense bordea los umbrales de un colapso total en su sistema
de fluido de energía, debido a la incompetencia que ha tenido la directiva de Corpoelec-Lara
para mantener la calidad y estabilidad del servicio en la localidad, tal como
sucede en todo el país.
Los
medios locales dan cuenta de un progresivo deterioro que la incapacidad de las autoridades competentes
no ha podido detener, debido entre otras cosas a la falta de recursos.
En
Carora varios interruptores están
dañados que hasta el momento no han sido reparados, estos son un
dispositivo que permite desviar o interrumpir el curso de una corriente
eléctrica.
Una
vez que comienzan a dañarse estos aparatos, la directiva de Corpoelec junto a la
gobernadora de la región larense deciden enfasar los circuitos para rebajar la
carga, controlar el fluido eléctrico en la localidad y maniobrar entre los
circuitos para que los embalses que suministran agua a los torrenses no se
vieran afectados a la hora de ejecutar racionamientos eléctricos.
La
cruel realidad es que ni Corpoelec,
ni el régimen madurista no tienen como
reparar la gran cantidad de interruptores dañados, no hay dinero para
adquirirlos. Esto predice un posible colapso de energía eléctrica, como es el
caso del estado Zulia y el resto del país.
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