A pocos días de culminar 2019, caracterizado por el
agudizamiento de la crisis eléctrica en el país, en la zona fronteriza con
Colombia, en el estado Zulia, los apagones siguen suscitándose.
Sentado en el porche de su casa, con una vela
encendida y un trapo en su mano derecha con el que se ventila y espanta los
zancudos, pasa el corte del servicio Gilberto García, habitante de la parroquia
Encontrados del municipio Catatumbo, la jurisdicción donde la luz se va entre
tres y cinco veces al día, paradójicamente, la capital mundial de los
relámpagos.
El sexagenario se atreve hacer pública la queja. Es
una persona de la tercera edad. El calor lo agobia. Espera que la Corporación
Eléctrica Nacional (Corpoelec) atienda la falla presentada en una de las fases.
Añade que debe decretarse una emergencia. Así aguarda, mientras el sudor corre
por su frente, cuello, espalda y piernas. «Me voy a echar un baño», dice.
A él le critican porque hace algún tiempo lo vieron
junto a los gobernantes del chavismo, la ideología socialista que lidera
Nicolás Maduro en Venezuela. En su municipio, el alcalde es Wilmer Ariza,
también de la misma afinidad partidista. En esa entidad, donde padecen por
gasolina, donde el contrabando es casi legal, en la tierra donde grupos delincuenciales
e irregulares operan, también hay crisis humanitaria y colapso en los servicios
públicos, como el sistema eléctrico.
Allí, resolver una eventualidad tarda más, porque
en la estatal eléctrica carecen de unidades vehiculares.
Sin unidades para las zonas distantes
En un reporte interno de Corpoelec, al que
accedió El Pitazo, se especifica que el único vehículo
operativo, correspondiente al 15253, debió ser resguardado en un taller. Otros
dos: las unidades C093 y C062, no están en óptimas condiciones para atender
zonas foráneas, como Encontrados, donde vive Gilberto, mucho menos El Guayabo,
Casigua El Cubo o El Cruce, donde los vecinos se ven afectados por la
deficiencia del servicio.
Fuentes de Corpoelec también argumentan que hay
déficit de transformadores. Esta empresa no tiene. Las comunidades deben pagar
el 60% de lo que cueste uno de estos dispositivos y, en algunos casos, las
alcaldías de la zona aportan el 40% restante. Esto lo confirmaron vecinos del
sector 18 de Octubre en Santa Bárbara de Zulia.
Las fallas también obedecen a deficiencia en la
implementación del pica y poda, pues hace falta ejecutar corte de maleza y
arbustos en 320 kilómetros. Este fin de semana reciente un apagón se debió
precisamente a la vegetación abundante en los tendidos, según el mismo reporte
de la empresa del Estado.
La subregión zuliana no depende de la generación
que abastece los circuitos eléctricos de Maracaibo, San Francisco, la Costa
Oriental o Perijá.
La demanda en la zona la abastecen los estados
andinos, vértebras del sistema sur occidental de donde dependen cinco
municipios de Zulia, así como poblaciones de Mérida, Táchira, Trujillo, Barinas
y el Alto Apure.
Sólo en el Sur del Lago, de acuerdo con
funcionarios de la corporación, se ameritan 100 megavatios. El 80 % es autorizado
desde Valera y sólo opera la turbina SB21, en el municipio Colón, y la Casigua
4, en el municipio Jesús María Semprum.
Y a menos de mes y medio de la culminación del año,
ocho circuitos del Sur del Lago son racionados tres horas diarias, sin contar
los bajones y fallas regionales que pueden durar entre cuatro y ocho horas en
ser solventadas.
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