Según el banco de inversión
estadounidense Goldman Sachs, la
filial venezolana de Telefónica y
comercializada como Movistar está en el último puesto de sus homólogas
latinoamericanas, debido, entre otras causas a la crisis eléctrica que hasta el momento no asoma solución.
Aunque aún no ha habido una
declaración firme de venta, la compañía no lo descarta del todo, por eso es ya
le han puesto precio: 15 millones de
euros.
Para este banco de inversión
estadounidense, lo que ante esa la “joya de la corona”, hoy parece una oferta
del Black Friday, comparado con las filiales de Chile, Argentina y Perú cuya
cotización por mercado está entre los 3 y 2 mil millones de euros.
Aunque sus representantes en nuestro
país aseguran que Telefónica-Movistar no está en venta, sino en búsqueda de nuevos inversores, es
evidente que su bajo precio la hace susceptible de una transacción de este
tipo. Sin embargo, es muy difícil asumir
los riesgos:
“¿Pero quién está dispuesto a
gestionar el riesgo Nicolás Maduro?
¿Quién está dispuesto asumir los robos
de los equipos? ¿A trabajar en un contexto de posibles sanciones? ¿A lidiar con los apagones? ¿A llevar la
contabilidad en un país con hiperinflación? ¿Quién está dispuesto a invertir en
un país que no se sabe hacia dónde va?”, son apenas algunas de las
interrogantes que se plantean en un escenario como el nuestro donde ni la energía eléctrica está garantizada ni
en vías de solución.
Por lo pronto, José Luis Rodríguez
Zarco, director de Telefónica Venezuela, sostiene que lo que necesita es inversión para funcionar.
Entre 50 y 200 millones de euros.
“Este año, sólo han podido inyectar 16
millones. Lo que pasa es que, de ese dinero, 11 millones se han destinado a
reponer equipos por robos, así como a recuperar
fibras y baterías afectadas por los apagones, precisó Esther Borges,
vicepresidenta de tecnología de la compañía.
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